Aníbal Aracena Infanta fue el primer organista chileno según la revista ZigZag. Nació en Chañaral en 1881 y durante 40 años de trayectoria creó más de 200 obras.
Fue un niño prodigioso, aunque comenzó sus estudios musicales recién en el liceo. Este retraso no fue un obstáculo. Ingresó al Conservatorio Nacional y completó en dos años el plan de estudios de 8. Se tituló de Profesor del Curso Superior de Piano.
Trabajó como maestro de piano, armonía y composición en ese centro educativo entre 1907 y 1918. Dio clases particulares de piano, órgano y teoría de la música. Luego, se desempeñó como organista titular de la Basílica de La Merced en Santiago.
Fue reconocido por su carácter sencillo y fuerza interpretativa, influenciada por piezas características italianas de fines del siglo XIX y la romanza de salón.
Su producción musical incluye Arias y preludios de piano,Cantos y rondas infantiles,¡Perche! ¡Perche!, Jo T´amo. También creó obras religiosas, himnos y cantos litúrgicos para órgano, solistas y coro, entre las que se destaca Las siete palabras de Cristo en la cruz, estrenada en 1934.
Como intérprete, Aracena tocó por primera vez en Chile obras de compositores clásicos. Ejecutó, por ejemplo, Fantasía op 80 de Beethoven en septiembre de 1914; el Concierto N°5 de Litorf en julio de 1915, y el Oratorio San Pablo de Mendelshonn en 1916.
En octubre de 1918 viajó a Argentina. De esa travesía, el propio Aracena cuenta que "había pensado hacer un viaje a París, con el objeto de obtener allí mi diploma de organista. Este pensamiento fracasó [por la Primera Guerra Mundial], pero siguió germinando en mi espíritu la idea de salir del terruño (...) y estrechar relaciones artísticas con alguien más que no fueran nuestros compatriotas de siempre (...). Conocí muchos y buenos maestros (...), como el eminente (Alberto) Williams, el compositor más popular en Buenos Aires" (Zig-Zag, 1918).
Acerca del autor
Fue director de la Revista de Música , órgano oficial del sector, que difundió la labor de compositores, intérpretes y sus conciertos.
Aracena trabajó en obras de carácter social. El 27 de julio de 1916 inauguró el Centro de alumnos y ex alumnos del Conservatorio Nacional, que impulsó la creación de la Academia Musical Progreso y fomentó el cultivo de la música con fines de beneficencia.
Con sus alumnos efectuó una serie de conciertos gratuitos en la Casa de Orates, la penitenciaria, la cárcel, hospicio y hospitales.
Buscó ante los poderes políticos el reconocimiento de los derechos musicales. También creó la Sociedad Musical de Socorros Mutuos para ayudar a los artistas necesitados e impulsó la idea de crear un asilo para los cultores de este arte.
Santiago y sus círculos de artistas y músicos fueron testigos de su muerte en 1951.Para su funeral se ofició una misa solemne en el templo de La Merced, y sus restos fueron sepultados en el Cementerio General.